Is this the end Mr. Bond?
Tras el éxito del director Sam Mendes con Skyfall,
era evidente que las historias Daniel Craig como James Bond habían alcanzado su
cúspide tanto visual como narrativa. La era Craig pudo haber terminado ahí,
habiendo despojado a Bond de M, de Vesper Lynd, de los gadgets de Q, de su
Aston Martin, y hasta del icónico edificio de MI-5, dejándonos a un 007
triunfante sobre los escombros de todo lo que alguna vez fue su vida.
Pero Mendes y Craig se animan para one last ride, y
en la encrucijada de a dónde llevar a Bond, van en una dirección completamente
inesperada: Hacia atrás. Tan atrás que se siente como un homenaje a las cintas
de Bond de eras pasadas.
Vamos al argumento: Encontramos a Bond en México, sin
órdenes. Un ronin persiguiendo los deseos de su shogun muerto, y descubriendo
en su cacería las pistas de un complot más siniestro. Cuando sus acciones lo
ponen en confrontación directa con sus superiores, Bond hará lo que ya sabemos
que hará: desobedecer. Por supuesto, las repercusiones de su cacería deben ser
afrontadas por M y son el núcleo de la línea argumental: El programa 00 es una
reliquia del pasado y debe ser sustituido por el equivalente de Skynet. Y todos
sabemos que Skynet significa malas noticias, ¿no? M sin duda lo sabe, pero sus
argumentos son inútiles mientras Bond anda por ahí causando destrozos.
Mientras tanto, 007 hace gala de sus artes oscuras y logra
seducir a la viuda, infiltrarse en la guarida, tener la persecución de autos
más aburrida de todos los tiempos, seducir a quien tiene la clave y viajar por
el mundo mientras lleva a su lógico (e inesperado) final su cacería solitaria.
Bueno, no taaaan solitaria: Moneypenny y Q se jugarán su evaluación de
desempeño anual en su auxilio, mientras de paso salvan a M, y en el caso de Q,
al mundo libre.
¿Qué nos deja entonces SPECTRE? Para empezar, nos deja
una hermosa y estilística cinematografía. Mendes vuelve a dar clases de estilo,
y nos muestra un mundo lleno de una elegancia tal que nos transporte al cine de
arte de décadas pasadas y nos hace desear aunque fuera una vez en la vida estar
ahí. Sus escenas de acción también están finamente logradas, y gracias a una genial
banda sonora, nos adentramos en ellas sin perder la tensión. Brillante.
Los personajes están bien logrados y los actores les dan
vida sin problemas: Q es el ideal del ultrageek, Moneypenny es la testaruda y
fiel protectora, M es el caballero inglés defensor de una era pasada. En cuanto
a los malos, tenemos a un pedante modernizador que grita ‘malvado traidor’
desde el inicio, al indestructible matón de turno (¿recuerdan a Mandíbulas?)… y a Cristoph Waltz en el rol
del archivillano Oberhausen. La elección de Waltz en este rol prueba ser
excelente, aunque me recuerda tanto a su personaje de Inglourious Basterds,
que si al final hubiera dicho que su nombre real era Hans Landa, no me hubiera
sorprendido nada. También excelentes están Mónica Belucci como Lucía y por
supuesto Léa Seydoux como la Dra. Swann, una atípica chica Bond.
Entonces ¿cuál es el problema? Pues como dije al
inicio, la cinta te regresa a cosas de Bond que ya superamos hace mucho: el
superauto, la base secreta de los malos, el monólogo del villano, la elaborada
tortura... Notables son las bromas de una línea que ya eran insufribles con el
Bond de Roger Moore y vuelven de la tumba, así como la bala mágica que destruye
la base de trillones de dólares. Y justo cuando el malvado está en lo mejor de
su actuación á-la Tarantino, te suelta un histérico ‘mi nombre es
Ernst Stavro Blofeld’ y esperan que no nos recordemos de los alias de los
villanos de Kick Ass 2. Ajá.
Y en lo que parece salido de la pluma de J.K. Rowling,
esperan que nos traguemos que todo lo ocurrido desde Casino
Royale hasta Skyfall ha sido parte de un plan maestro de SPECTRE para echar a
perder la vida de Bond, simplemente porque Oberhausen tiene celos de James. No
diré más, pero ¡vamos! Que no se lo cree nadie y además, ya saben cómo odio que
te vendan la secuela tan groseramente. Al menos en Harry Potter se sentía desde
el libro 2 que todo detalle era importante, pero aquí es forzadísimo y
sencillamente no convence ni aporta.
SUMARIO: Con una cinematografía magistral, pero llevándonos
a lugares que ya no queríamos volver a visitar, SPECTRE dosifica los clichés
Bond y el humor para un adecuado canto del cisne para Mendes y Craig. RECOMENDADO
para los amantes del cine de arte y de la franquicia que deseen a un Bond menos
trágico, pero NO VENGAS si no soportas Horcruxes inventados a la
última hora, si te da amnesia selectiva cuando te mencionan a Moonraker
y a La Espía Que Me Amó, y si en general esperabas al 007 frío que jamás
hubiera pedido un Vodka Martini agitado no revuelto.
Y por
supuesto: James Bond Will Return